¿Alguna vez te has detenido a pensar en el increíble poder que tiene la palabra de Dios? En la Biblia, se nos revela que por su palabra fueron creadas todas las cosas. Este conocimiento nos brinda un profundo entendimiento del poder y la autoridad que Dios tiene sobre toda la creación.
Las afirmaciones son las palabras que te dices a ti mismo o que otros te dicen que crees, piensas y que se manifiestan.
Cada vez que cumples tu palabra vas fortaleciendo tu car or truckácter, y viceversa, en el momento que no cumples lo que dices debilitas tu car or truckácter y la confianza en ti mismo. Una parte de ti empieza a creer que no puede confiar en todo lo que dices.
Responsabilidad y cuidado de la creación: Si todas las cosas han sido creadas por la Palabra de Dios, entonces tenemos la responsabilidad de cuidar y preservar la creación como mayordomos de lo que Dios nos ha confiado.
Así como nuestras palabras pueden tener un impacto positivo en los demás, también pueden causar un daño significativo. Las palabras ofensivas y vulgares pueden herir profundamente a las personas y afectar su autoestima y confianza.
Además, poder de la palabra debemos sumergirnos en la Palabra de Dios y permitir que sus palabras transformadoras impacten nuestras vidas.
Nuestras palabras pueden ser el impulso que alguien necesita para seguir adelante, para superar sus miedos y alcanzar sus metas. La palabra de aliento o la frase amable pueden marcar una gran diferencia en la vida de alguien.
En lugar de usar nuestras palabras para dañar o destruir, debemos buscar formas de edificar y animar a los demás. Efesios four:29 nos exhorta a hablar solo palabras «que den gracia a los oyentes». Esto significa que nuestras palabras deben ser llenas de amor, bondad y aliento.
“Porque la palabra de Dios es viva eficaz, más cortante que toda espada de dos filos; penetra hasta partir el alma el espíritu, las coyunturas los tuétanos, discierne los pensamientos las intenciones del corazón”
La Biblia nos enseña a ser cautelosos con nuestras palabras, a pensar antes de hablar y a controlar nuestra lengua para evitar dañar a los demás.
Cuando conocemos la palabra de Dios, podemos utilizarla como una guía en nuestras conversaciones y permitir que ella moldee nuestras palabras.
Otro aspecto importante que debemos tener en cuenta es el dialogo interno. En este sentido, también debemos cuidar de esas palabras que nos decimos, pues terminan ejerciendo un poder sobre nosotros mismos.
Nuestras palabras no solo tienen un impacto en nuestras relaciones con los demás, sino también en nuestra relación con Dios. La forma en que hablamos puede ser un testimonio de nuestra fe y de nuestra relación con Dios.
Esto significa que nuestras palabras pueden ser una fuente de consuelo y alivio para aquellos que están pasando por momentos difíciles.